Y en los Goya me colé

Sandra Bulos

Qué desilusión, yo que iba preparada casi como si fuera a recoger el premio a la mejor actriz de reparto, y ni siquiera me dejaron desfilar por la alfombra roja. Y mira que me pinté el ojo (vale, a última hora descubrí que no tenía sombra negra y que se me había olvidado el rímel, soy un poco desastre). Ese día me tenía que haber releído a mí misma con el post de los frikitrukis, que no me hubiera venido mal.

Total, que como no me dejaron desfilar por la alfombra roja ni llevar un escote de vértigo, llegué un poco mosqueada. Y allí las vi a ellas. Con el sujetador al aire. Con el maquillaje de guerra. Con los pelos de loca. Todas ellas posando para los fotógrafos. Flipé. Un poco choni todo, menos mal que al final las fotos se las llevan las mejores.

Paula Echevarría, Amaia Salamanca, Marta Etura y sobre todo Nieves Álvarez pisaron con estilo la alfombra roja.

Paula Echevarría, siempre perfecta.

Amaia Salamanca, mejor posando
que cantando.

Marta Etura es de mis favoritas, siempre.

Este vestido de alta costura de Stéphane Rolland, imbatible. 

Porque había cada cosa... Y yo me preguntaba: ¿qué hace esto en los Goya? No voy a subir foto de Belén Rueda (boring, as usual), de Cayetana Guillén Cuervo (la amiga de Amy Martin, ese cuerpo de niña con cara de anciana que movía el tul de su vestido regulero cual cursi pitiminí), ni de otras supuestas celebrities que dan poco de sí, aunque ellas no lo sepan.

Y menos mal que existen actrices como Candela Peña o Maribel Verdú. Vaya discursitos. Me hice fuerte en una de las butacas, a salvo con mi identidad ficticia, y a la hora ya estaba hundida en ella bostezando cada vez que oía "gracias a mi madre, a mis tíos", "este premio no es mío, sino de Paqui, Mari, Pepi, Pili...".

A decir verdad, todo empezó con buen pie. Eva Hache hizo un monólogo inicial crítico e inteligente, pero la gala sólo volvió a sorprender con los vídeos y con la genial aparición de los chicos de la mítica La Hora Chanante (Joaquín Reyes, Ernesto Sevilla, Carlos Areces, etc.). Tras el buen comienzo, los demás comentarios tenían, como bien dijo mi amigo Jokin en su Feisbul, "tufo a productora de televisión de Milikito". Por lo menos nos hemos librado un año más del humor ramplón y cutre de Corbacho.

Pataliebres, sois los mejores.

Hubo momentos surrealistas (vaya cagada la de dar un premio a unos compositores, dejarles celebrarlo con sus novias y después decir que no, que el Goya era para otro) y gloriosas decisiones del realizador (como enfocar al niño de Lo Imposible cuando los ganadores de sonido dedicaban el premio a aquellos "que nunca recibirán un premio").

Y al final, casi todo para Blancanieves. Enhorabuena, pero lamento esa manía tan nuestra de utilizar cuando nos interesa a la película más taquillera para hablar de los beneficios del cine, del dinero que recauda, de los espectadores (es decir, en 2012 Lo Imposible, de Juan Antonio Bayona) para luego despreciarla en las categorías reinas (salvo el mejor director, que ya hubiera sido un canteo no dárselo) y dejarle los goyas más técnicos. Gran discurso, y muy sentido, de Bayona.

¿Y qué creíais? ¿Que después de colarme en la gala no me iba a colar en la fiesta de después en el Casino de Madrid? Pues sí, y además de ver a actrices supuestamente cool zarandearse de lado a lado antes de que le hubiera dado tiempo a tomarse una sola copa, de hartarme de ver "hijos de" que no paraban de mirar para ver quién les miraba, entre canapé y canapé, me hice una foto para vosotros:

Sandra Bulos en la fiesta post-Goya. Se nota que la foto no la ha hecho Miraver, ¿eh?

Una última cosa. Por favor, que alguien le diga a Loles León que ese escote aplastado es HORROROSO. ¡Feliz semana!

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