miércoles, 13 de febrero de 2013

El yin y el yang. Body combat vs craneosacral


¡¡Sandra Bulos al ataquerrr!!
Hace tiempo que le doy vueltas a la dualidad de Miraver y Sandra Bulos. 

Por un lado, tenemos a Miraver (imagen de abajo). Una mujer perfecta que no sólo es una ingeniero profesional como la copa de un pino (el que vale, vale, y el que no a letras, como diría el director de mi cole), sino que además eso no le impide ser una gran fotógrafa, cocinera, deportista, hiperquisquillosa y unas cuantas cosas más que no quiero poner aquí para que esto no parezca un anuncio de mamás ideales. Ella es el yang (la parte blanca del yin-yang) de este blog. Y está trastornada.

Miraver es reflexiva. Vamos, que piensa.




Por otro lado estoy yo (arriba). En paro (sí, todavía), juntaletras chapucilla, capaz de intentar dar gato por liebre con algún congelado en una cena con amigos, fotógrafa de automático y flash en cámara compacta y fiel al deporte sólo por temporadas. Yo soy el yin de este blog. Y para enredar más las cosas, géminis y fan de Mary Poppins.

Pero lo interesante del yin y del yang es que la parte negra tiene una parte blanca y viceversa. Es decir, que se complementan. Y, que quede claro: las dos estamos buenas, en esto no tenemos contrapuntos.
¿Cuál es la pequeña parte oscura que Miraver comparte conmigo?

Se llama body combat. Es una técnica de deporte que se imparte en muchos gimnasios en la que podemos practicar distintas disciplinas de lucha (como el boxeo) y de artes marciales (como el kárate o el muay thai). 

João Rodrigues, estudio manager del Virgin Active de Las Rozas. Atención a su patada voladora. Fotografías: Miraver



Pese a que no peleamos con nadie, ni siquiera contra un saco, nos ponemos guantes o cintas. Efectivamente, para no pegarle a nada, sólo al aire. Como diría Miraver, es igual que la nariz del payaso. Pues eso. 

Body combat es un ejercicio de cardio, fuerza muscular y ritmo que algunas de mis compañeras superan después de una hora de clase sin una gota de sudor y con la melena al viento. Ay hijas, cómo perdéis el tiempo. Yo salgo como un churretín, se me deshace la coleta y encima acabo con cara de loca. Es decir, lo hago BIEN, joder, que al gimnasio se viene a trabajar.

Este deporte desestresa de verdad. Sacas tu vena más poligonera (debería haber hecho una foto a Miraver en acción, fallo mío) y te deja como nuevo. Y ojito a los estilismos. No tiene nada que ver llevar unos pantalones de LesMills o unos Venum (como los de João en la foto de Miraver, o los míos en la ilustración de P8ladas) que ir con unas mallas del Decathlon. Allá tú.


¿Qué os parece João? En sus clases hay que darlo ¡¡TODO!!



















Qué coño, como mi marido no me lee, voy a confesar una motivación más: con profesores como João que te canta a pleno pulmón, y muy bien por cierto, faltar a una clase es un puto drama. Te da rabia. Un día, João se quitó la camiseta en uno de los tracks y me convertí en una especie de Mrs. Bean disfrazada de luchadora y paralizada. No reaccioné. Todo el mundo seguía moviéndose de izquierda a derecha menos yo.

Él es genial. E Iñaky, de Físico Majadahonda, también.


João en primer plano. ¿Me entendéis ahora o no?

Después de analizar la parte oscura del yin-yang, llegamos a la parte clara, por fin vemos la luz. Este es el lado que me ha enseñado Miraver y que yo he trasladado, con éxito por cierto, a parte de la familia Bulos.



Odio hacer yoga, me pongo nerviosa porque pienso que pierdo el tiempo. Hacer pilates me parece una chorrada, y así con unas cuantas cosas más que, en vez de destensar, me tensan. De ahí que me haya sorprendido gratamente conocer a través de Miraver la técnica craneosacral que aplica con maestría Leticia, experta en la materia y en acupuntura. La prueba: una vez que me atendió lancé un ronquido al viento. En serio.




Leticia en acción. Es la leche.
Una de las primeras cosas que hace esta mujer estupenda, capaz de detectar qué te pasa y de ayudarte a encontrarte muuuucho mejor, es ponerte las manos encima de la cabeza. No sé exactamente para qué lo hace, pero así empieza a ver por dónde tiene que trabajar para acabar con muchísimos tipos de dolencias y lesiones.

¿Qué trata? 


Ansiedad, lumbagos, ciáticas, hernias discales, insomnio, parálisis faciales, hernia de hiato, cólicos del lactante, otitis, depresiones, miedos...

¿Qué consigue? 

Relajar el Sistema Nervioso Central (SNC), logra un equilibrio entre órganos y vísceras y mejora el estado anímino del paciente al ayudar a restablecer su equilibrio energético.


La clave para entender qué hace Leticia es que ella trabaja las dolencias teniendo en cuenta el resto del cuerpo. Para un dolor de cabeza, en vez de atizarte un Ibuprofeno (del que me declaro fan, por cierto) investiga por qué te duele, qué causa ese dolor. Tiene en cuenta la parte emocional del paciente, su carga genética... ¡incluso cómo fue su parto!

El mío fue inducido, Leticia. ¿¿¿Qué coño quiere decir???




Fase dos de la consulta. Leticia empieza a arreglar 'desperfectos'. 

Si queréis poneros en contacto con ella, llamad al 649417722. Es altamente recomendable. Tanto como para que Sandra Bulos le escriba este post.


En realidad en su consulta hay que ir vestido, pero Sandra Bulos quería lucirse.
Mirad esa piel per-fec-ta. No tiene Photoshop, yo soy así.

Miraver y Sandra Bulos prometemos seguir indagando en nuestra dualidad. Entretanto, no dejéis de probar el body combat ni la técnica craneosacral+acupuntura.



Sígueme en Twitter: @sandra_bulos

3 comentarios:

  1. Sois dos cracks!!! Además de estar buenísimas jajajaja sois la bomba, las dos!! Me apunto el teléfono de Leticia y en cuanto dé a luz, promero probar el Body combat, aunque iré con mallas (no de Decathlon, pero si de Nike). No haré el ridículo, no??
    Un besazo chicas

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  2. De Nike perfecto para una principiante. Besos Niuton

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  3. Yo quiero conocer a la nulos y a Miraver.
    Eso es lo que tiene la autodefinición de "buenísimas"

    Firmado,
    El Yang de Joao!

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